jueves, 11 de septiembre de 2008

Sobre asesinatos y genocidios

En los últimos días, gracias a la impagable labor del gobierno de Zapatero por distraernos un poquito de la crisis económica que padecemos, se han puesto en marcha por parte de departamentos oficiales progresistas una serie de iniciativas legislativas en relación con la muerte del ser humano.

A saber, los frentes abiertos afectarían al aborto y a la eutanasia ( o suicidio asistido). He decidido publicar esta entrada porque no salgo de mi asombro al ver como un gobierno se pone descaradamente del lado de facilitar o posibilitar procesos de finalización de la vida de las personas. No entiendo por qué la cultura de la muerte se ha inculcado tan profundamente en el ideario progresista, pasando por alto cualquier razonamiento ético, moral o simplemente de supervivencia de la especie.

Yo tengo claro que TODA persona es titular de una serie de derechos inalienables, que no son susceptibles de mutilación o rebaja. De entre estos derechos los principales son (a mi modo de ver) la vida y la libertad. Y como digo ambos son irrenunciables per se. Nadie pone en duda, por ejemplo, que alguien pueda venderse como esclavo de por vida a cambio de algo, eso sería nulo de pleno derecho, puesto que la libertad de un individuo no ha de verse influida por nada ni por nadie. Ha de ser algo inherente al ser humano, durante toda su vida. Con la vida ocurre lo mismo, entrando ya en el tema del suicidio asistido (o eutanasia).

Pero ¿quién es nadie (llámese Estado o como se llame) para disponer de la vida de una persona, aunque esta misma este dispuesta a entregarla? ¿con que razonamiento moral se podría justificar la eutanasia de un enfermo incurable para cuyo mal se encuentra cura al cabo de un tiempo? ¿como se puede poner sobre la mesa la posibilidad de un suicidio asistido para personas cuya visión de la vida puede cambiar sustancialmente de un momento a otro? ¿se puedría justificar de alguna manera el entregar un arma a alguien depresivo, o por el contrario habría que tratarlo con los conocimientos médicos de hoy para curarlo de esa enfermedad?

Desde mi humilde punto de vista ¿no seria mejor tratar de poner todos los medios al alcance del Estado para tratar de paliar el sufrimiento de las personas que piden morir? Si un enfermo incurable se enamorase, por ejemplo, ¿no cambiaría su forma de ver la vida? Y el mismo efecto podría surtir en otras personas el poder desarrollar las inquietudes intelectuales que puedan tener ...
Y en relación con el aborto, la justificación progresista para ello es el que la mujer es dueña de su cuerpo y por tanto nadie le puede negar la posibilidad de decidir en él (¡nosotras parimos, nosotras decidimos!), herencia del radical feminismo del 68 que la sociedades modernas no han de tardar en erradicar. Y es que dicho postulado choca frontalmente con un principio fundamental de la vida en sociedad, y es que tu libertad termina donde empieza la de los demás. En este caso es el derecho de la mujer el que se impone a costa de la vida de un nonato. Una vida es el precio de un acto de autonomía.

Ya sé que me argumentarán que un feto no es una persona ya que nuestra ley así lo establece. Por mi parte encuentro muy pocas diferencias entre un recién nacido y un feto de cuatro meses, ambos tienen los órganos ya formados, y lo único que les falta es completar su desarrollo, lo cual ocurre con la pubertad. En ambos casos tienen la misma dependencia de terceros para sobrevivir, y su bagaje intelectual es prácticamente cero. Ni siquiera se ha activado en ninguno de los casos el mecanismo para almacenar recuerdos, ni se tiene conciencia de uno mismo. Sin embargo matarlo en uno de los casos es ilegal, pero en el otro no.

Y digo yo que siendo tan progresistas en unas cosas (como por ejemplo con los grandes simios) me parece mentira que no se promueva la consideración de un feto temprano como persona titular del derecho a la vida, como mínimo.

Al margen de ello, sigo quedándome atónito cuando se argumentan razones de daño psicológico en la madre para poder optar a uno de los tres supuestos que actualmente permite la ley. Lo cual es, no nos engañemos, es la puerta de atrás para que cualquier embarazo que no pueda encuadrarse dentro de los otros dos supuestos pueda interrumpirse. Esto dice mucho también de los profesionales médicos que firman el diagnóstico, obviando que el propio aborto puede acarrear en muchos casos problemática de muy diversa índole posteriormente.
Todo esto al margen del argumento mas fácil, y mas comprensible, y es que si en generaciones anteriores se hubiera desarrollado una legislación en esta línea, quizá ninguno de los que nosotros estaríamos aquí.

A mi juicio este asunto puede y debe intentar resolverse poniendo por delante la vida del feto, promoviendo ayudas a las madres con embarazos indeseados, o incluso facilitando la donación del bebé en adopción si se prefiere. En este sentido tampoco vendrían mal algunos cambios en los procesos de adopción dentro del Estado, que agilizasen el interminable papeleo y asegurasen la patria potestad de forma indefinida, impidiendo el eventual reclamo por parte de la madre biológica, para evitar casos como el del niño de El Rollo.

También se debería profundizar en las investigaciones que permitieran asegurar la supervivencia del bebé tras una eventual provocación prematura del parto, en sustitución de una actuación abortiva .Los números relativos al aborto hablan de mas de 100.000 intervenciones anuales en España, y mas de 40.000.000 (has leído bien, cuarenta millones) en el mundo, lo que constituye de largo la mayor sangría sufrida por la especie humana en su historia. El hecho de que se esté produciendo con el benepácito social en general dice mucho del tipo de sociedaen que vivimos.