martes, 13 de julio de 2010

Unidad Vs. diversidad

Ciertamente ha sido llamativo lo ocurrido este fin de semana. En el plano político la semana venía caliente por latitudes catalanas, por razón de la sentencia contra (pro) Estatut. Abusando del papel victimista que (a mi juicio) han venido representando los partidos catalanistas, y dada la cercanía de las elecciones al Parlament, la sentencia supuso, de facto, el pistoletazo de salida de la campaña electoral. Y una ocasión pintiparada para organizar una buena manifestacion de autoconvencimiento. Los partidos necesitaban saber que el apoyo social que les llevó a embarcarse en la aventura del Estatut, seguía ahí, para lo que fuera menester. Y ahí estuvo. Si entrar en la guerra de cifras, creo que se puede afirmar que el sábado se manifestó en Barcelona una gran parte de la gente que apoyo con su voto el nuevo Estatuto. Y también creo que el perfil del manifestante tipo es claramente independentista, porque si en una dirección avanzaba el Estatuto era precisamente en esa. No creo, como decía el President, que hubiera muchos menifestandose (entre esteladas por doquier) que hubieran sacado banderas de España a la ventana para apoyar a la selección.
Y es que el asunto de las selecciones autonómicas (o nacionales para los independentistas) se ha convertido desde hace unos años en un banderín de enganche para los movimientos secesionistas. Por aquí por Vizcaya es habitual ver gente con camiseta de apoyo a la Euskal Selekzioa, pero no con aspiraciones de competir en un ámbito inter-regional, sino en sustitución de la actual selección española. La simpatía con estos movimientos independentistas es, más o menos, inversamente proporcional al afecto por cualquier selección titulada "española". Y este leitmotiv es en la actualidad uno de los mas socorridos últimamente, como un plan que subliminalmente refuerza el apoyo social independentismo. Por eso ciertos abertzales no pudieron por menos que salir el domingo por la noche a intentar reventar las celebraciones que se pudieran producir. Porque les duele que se profane con rojigualdas el territorio sagrado de Euskal Herria. Y que esto lo vea la gente.
Personalmente no creo que las celebraciones que se han producido por toda España vayan a cambiar en algo el panorama político nacional, porque ya hemos conocido otras megamanifestaciones que han sido desactivadas socialmente mediante hábiles movimientos políticos, como cuando el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Que nadie piense que las banderas que han ondeado en los balcones de Cataluña se han de traducir en votos no nacionalistas, porque no será así: esas banderas españolas seguirán indicando domicilios de abstencionistas en las elecciones autonómicas, que sí que votan en las generales. ¿Alguien en las catalanas va a defender sin ambajes posturas españolistas? Pues entonces ...
Otro chiste que oí el otro día fue por boca de Anasagasti. Decía que si en vez de la selección española hubiera competido una catalana, esta hubiera también podido ganar el mundial. Y no he podido resistirme a colocar en un mapa los lugares de nacimiento de los 23 de Del Bosque:


Ver los 23 campeones en un mapa más grande

Diez comunidades autónomas, y trece provincias, a lo largo de una década, han sido capaces de alumbrar a 23 hombres con las aptitudes y la suerte necesarias para ser campeones del mundo. Pero solitos los catalanes serían capaces de lo mismo. Si es que el resto en realidad van a haber sido un lastre ...
Por último mencionar unas declaraciones que le he oído a Rosa Díez esta mañana. Venía a decir que a todo el mundo (especialmente al progre) se le llena la boca defendiendo la diversidad de la nación española, sin reparar que para que se dé esa diversidad tan enriquecedora es condición sine qua non la unidad de todas aquellas partes diferentes. Porque si no pasaremos de tener una unidad diversa a tener diversas unidades uniformes. Puede haber opiniones a favor de ambas posibilidades, pero es justo decir que por la primera votó el pueblo a través de la Constitución del 78. Si quiere cambiarse debería perguntársele otra vez directamente, y evitar así malentendidos.

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